Un pedacito de mi otra tierra: Portugal.

Photography:  Madeline Rodríguez 

    
      El sábado pasado tuve la oportunidad de acompañar a mi prima en su matrimonio. Fue una celebración muy familiar, íntima y bonita, repleta de costumbres y música propia " de este lado del charco". De pronto la tónica cambió, colocando música tradicional de Portugal. Al ser tradicional obviamente tiene un baile típico que le acompaña. Yo por un momento me quedé estupefacta, hasta que una de las hermanas de mi tía, a quien yo quiero muchísimo, me ofreció la mano para incorporarme a la danza. En efecto participé sin tener una mínima idea de la dinámica, el tema a tratar, los pasos, etc. Sin embargo, a pesar de no saber nada y regirme sólo por la imitación, lo disfruté como nunca en mi vida. 

 Pasado un tiempito, una señora que es como una tía abuela para mi, también de origen portugués, decidió dedicarle dos canciones en su idioma natal a mi prima. Una de ellas era de saludo y la otra de despedida ( sí, mi ella es otra que tiene planes de emigrar). Creo que si no lloré fue de casualidad, porque el gesto fue extremadamente tierno. Al finalizar, me acerqué a ella, le di un abrazo inmenso , y le pregunté  qué significado tenían  el baile que hicieron y la canción que ella interpretó. Allí me explicó que la danza es ejecutada en bodas y que, como anteriormente comenté, los temas que ella mostró son de saludo o bienvenida, y el otro de despedida para quienes se marchan de un país en específico. 

    Después de hablar con ella, me senté a reflexionar sobre aquello. Debo admitirlo, para ser descendiente de portugués no me interesaba para nada Portugal.Siendo completamente transparente, parte del desinterés comenzó por mi propia personalidad hace muchos años atrás. Me acostumbré a creer que lo mío, es decir lo de Venezuela, era lo único digno de admirar, entonces se me hacía inconcebible apreciar lo foráneo y darle el valor que se merece. Era una niña que creció en una sociedad que se comía y se sigue comiendo el cuento de que nuestras manifestaciones folclóricas son las mejores del mundo, pasando por encima de las demás, cuando eso es un error. Afortunadamente no fue tarde hace seis años para darme cuenta de lo bello que cada nación tiene para ofrecer . Es por eso que ese baile  a mis 12 años pudo parecerme ridículo y ruidoso, pero ya con mi nueva manera de percibir todo lo disfruté tanto como si hubiese crecido con esa tradición directamente. 

      Otra cosa que influyó, fue que que en mi casa no se le ha prestado tanta atención a la inclusión de la cultura de Portugal. De hecho ni mi hermano ni yo manejamos el idioma. Entonces eso hizo que el desinterés aumentara.

      Lo que sí es cierto es que después del matrimonio de mi prima me asigné una tarea a nivel personal: Investigar más sobre Portugal. Como todo país debe tener aspectos folclóricos valiosísimos  por conocer y explorar. 

      ¿ La moraleja de ésto? Aprender a atreverse y darse la oportunidad de conocer lo desconocido a modo de crecimiento personal y espiritual.  Nunca estará de más recordar que la igualdad consiste en valorar debidamente lo del otro en todo momento. 


Madeline Rodríguez

¡ Comparte!

      




Comentarios