La tolerancia como mecanismo para la convivencia




      En este artículo no pretendo hacer un review de la noticia más que conocida por todos. Sólo quiero hacer catarsis.



El mundo no deja de impresionarme.

Como comenté arriba, este post no será para replicar la noticia que sacudió este fin de semana. Lo que sí es cierto es que quiero hacer catarsis, hablar, desahogar mi frustración ante un tema tan delicado como la intolerancia y el por qué siento yo que se genera.

Coloco la bandera de la comunidad LGTB por una razón muy obvia: ellos fueron el blanco esta vez. Me duele, y debo decirlo con contundencia, ME DUELE lo que ha estado ocurriendo estos últimos días. Mil veces lo he mencionado en las redes sociales, y es el hecho de sentirme bendecida por tener tantos amigos  pertenecientes a dicha familia. De todos he aprendido  tantas cosas buenas que enumerarlas con los dedos no puedo. Me siento feliz por tener la capacidad (porque pareciera que aún, en pleno siglo XXI eso se sigue tomando como tal) de poder verlos a la cara y no encontrar ningún defecto en ellos. Les trato todos los días y siento que estoy hablándole a personas comunes, con sueños, metas, trabajos, aspiraciones, deberes y derechos, en fin, siendo un compendio de lo que nosotros somos también. Ahora bien, sin hacer alusión a el hecho noticioso, quisiera hacer un anclaje entre los ataques a la comunidad LGTB, junto con otras formas de intolerancia y manifestar desde dónde inicia este problema. Estimados lectores, viene desde un núcleo básico y común para la sociedad: la familia.

No es un hecho oculto el que muchas personas mayores a los treinta años de edad vienen de vivir una época llena de mil y un tabúes y prejuicios sociales. Sin embargo, muchos de ellos les han enseñado a sus hijos cómo se debe convivir con los demás a pesar de sus diferencias, mientras que en el otro extremo están los que no admiten y no quieren abrirse al hecho más que natural de que no todos somos iguales y tampoco tenemos por qué serlo. La diversidad es un aspecto maravilloso de la vida misma, pero existen individuos en el mundo que desde su familia solo promueven el odio y la discriminación porque creen ser los acreedores de la verdad absoluta y de la razón.

Los niños son como esponjas; copian todo lo ven y lo imitan. Los primeros años de vida son ESENCIALES para la formación en todo sentido, ya que es justo el momento perfecto por cuestiones de madurez biológica y cognitiva en la que se deben enseñar hábitos y valores ( y si no me creen, revisen en internet las teorías sobre psicología del desarrollo humano). Pues bien, así como se le explica a los chiquitos cómo deben lavarse los dientes, la forma en la que deben dejar su cama, los horarios de las comidas y las tareas, también se deben fomentar los valores y jamás me cansaré de decirlo, y no, no se trata nada más de decir mil y un veces el  "respeta para que te respeten", para luego andar por la vida colocando etiquetas hacia los demás por no estar a la par con las concepciones personales, se trata de  REPRESENTAR LO QUE SE DICE. El modelaje constituye una parte esencial del aprendizaje social; si los niños ven que en su familia sus parientes tiene congruencia con lo que manifiestan y cómo actúan, serán personas capaces de ver a el chico de color, al chico gay, a la niña de una religión diferente  tan igual como él. Ahora bien, ésto se logra quitando los tabúes inútiles que aún existen en la sociedad. Si por ejemplo, un chico pregunta acerca de la homosexualidad, es desde mi punto de vista un error terrible no explicarle de qué va, porque no se está hablando de algo que no deba saberse. Mientras más temprano se tenga conocimiento sobre ciertos temas (adecuándolo a la edad y madurez, por supuesto) mejor.

Otra cosa que quiero aclarar es que no podemos creer que nuestra forma de ser y pensar es la única que vale la pena y la que hay que seguir al pie de la letra, y ésta es una falla horrenda que en muchas familias sigue vigente. El problema de la discriminación tambien comienza en casa al no aceptar que nuestros hijos/ hermanos/ primos/etc tienen su propia personalidad; incluso comentemos el error de decir que los demás están mal y nosotros somos los únicos que transitamos por la calle del medio al no ser clones nuestros ... ¡NO!. En casa debemos ser los primeros en modelar la tolerancia hacia los demás. No hay es una elección, no hay qué confundirse,  es un DEBER.

Ya es el momento para aprender a ver a los demás como personas. Es necesario enseñarle a las futuras generaciones que la religión, la tendencia política, el color de piel, los gustos y afinidades, la cultura, la condición sexual,  etc , no son motivos lo suficientemente pesados para argumentar a favor de la intolerancia y la discriminación. Los adultos estamos en la obligación de ser el mejor ejemplo para los chicos que van creciendo. Con esto no quiero decir que hay que aguantarse lo que no guste, sino sencillamente manifestarlo con respeto y dejar a los otros vivir en paz como son y por lo que son.

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En "Algo que Contar" se maneja y siempre será tema para conversar la tolerancia y el respeto. Todos los que tenemos la oportunidad de aportar algo desde nuestros medios debemos empezar a llamar al respeto desde lo micro a lo macro. En este espacio siempre se reforzará la tolerancia y la igualdad como medios de sana convivencia. Es momento de enseñar y difindir lo mismo para hacer del mundo un mejor lugar para vivir.


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