En medio de nuestra cotidianidad hemos escuchado frases como “esto no se veía
en la Cuarta” o “en la Cuarta no podíamos hacer lo que hacemos ahora en la
Quinta”. Es muy probable que quienes manifiestan estas afirmaciones son
personas mayores de treinta años que tuvieron la oportunidad de vivir otros
modelos sociales, gubernamentales, económicos, etc, y es por esa misma razón que pueden darse el lujo, por así
decirlo, de establecer una comparación entre el pasado y el presente. Lo cierto es que desde que “ La Cuarta” se
fue ( hace quince años aproximadamente)
pareciera que su fantasma se quedó
deambulando en la memoria del venezolano. Por muy increíble que parezca, es
mucho más mencionada en esta fracción histórica de nuestro país que en la propia donde se ubicó.
Quizás ustedes se pregunten ¿ por qué se compara con una
Miss a una etapa que conformo la historia de nuestro país? , la respuesta es
muy simple. Yo asocio a la Cuarta República con una Miss porque en Venezuela es
una “figura” sometida a controversia. Unos la aman y la recuerdan con gran
nostalgia, mientras que otros la repudian. Para un sector de la población es
sinónimo de una nación “estable”, donde existían las mil y un oportunidades,
las cuales caían como gotas de lluvia. La prosperidad abundaba y las condiciones
eran totalmente óptimas , promoviendo el desarrollo de los venezolanos. El otro sector opina todo lo contrario. Para
ellos ésta siempre fue de la mano con la
corrupción, robo, carencia de oportunidades, con la pobreza, la miseria, el
abandono y el maltrato.
Seré honesta y responsable, en mi posición no puedo afirmar
si esas premisas son fidedignas o no. Es muy simple, no pertenezco a esa
época. De la Cuarta República sólo
conservo recuerdos muy vagos del último mandato de Rafael Caldera. Es más, son
tan escasos que lo único que mi memoria puede reproducir eran los carnavales a
los que mi madre junto a mis abuelos me llevaban en Sabana Grande. De resto solamente está
Caracas con característica similares a las actuales, aunque con menos densidad
poblacional, y si acaso. Mis recuerdos
más sólidos parten desde el año 1998, justo cuando la “Quinta República” inicia
en Venezuela. Tampoco soy estudiante de Historia o de Sociología para determinar
las causas que originaron ambas opiniones; pero
la naturaleza de los hechos actuales me hacen pensar, aun cuando la brecha generacional entre la Miss y
yo es muy grande, que nunca hemos
estado de maravilla precisamente, y a mi
parecer es absurdo establecer un patrón de comparación entre dos períodos
históricos cuando el contexto en sí mismo es distinto. En ambos se presentan diferencias
culturales, tecnológicas, ideológicas, gubernamentales y económicas bien sustanciales; es por ello siento que es
sumamente inoportuno decir que el pasado fue mejor o peor que el presente, o
viceversa. Es tan absurdo como pretender decir que la época de Gómez fue mucho
mejor que lo que hay ahora. Respeto la opinión de quienes pueden disentir de la
mía, pero soy sincera y eso es lo que siento desde que tengo conocimiento para
poder analizar mi entorno y lo que lo comprende.
Mi madre desde hace menos de quince se mantiene afirmando que el voto del año 1998
fue castigo por la mala gestión de la aclamada Cuarta República, pero hoy por
hoy se siguen vislumbrando restos de ésta. Estoy completamente a favor. Como
les mencioné en el párrafo anterior ( y a modo de ejemplo) Caracas para mí no
ha sufrido mayores modificaciones, ni siquiera en infraestructura. Lo que si se
nota a simple vista es el crecimiento de la familia y las consecuencias que trae
consigo ( no las voy a mencionar porque ya lo sabemos a la perfección). A lo que voy es que nunca saldremos adelante si
no dejamos que la Miss desfile en otras pasarelas, es decir, que dejemos de
pretender que lo que fue va a volver a ser. Eso es anti natura, es una
fantasía, un fantasma, un recuerdo. Siempre y cuando como sociedad nos
propongamos a rescatar lo positivo que pudo tener, por supuesto llevándolo al
contexto actual, va a tener buenos frutos.
Esto aplica también con quienes se quejan y afirman que ahora estamos
mejor. No señores, no estamos mejor, nunca lo hemos estado. Hace quince años “La
Cuarta” se fue, y parece mentira, pero los problemas que allí existían no están
resueltos a la fecha. No es válido creer que lo que ocurre en el 2014 es culpa de un período que
culminó en el año 1998 y dio inicio en febrero de 1999. En resumen, con esto
quiero demostrar se equivocan al pretender bendecir o maldecir un momento de
nuestra historia que parece no acabar.
Siempre he pensado que en Venezuela se pierde tiempo valioso
en filosofar y comparar tonterías, y
ésta es una de ellas. Mientras unos creen que
La Cuarta República fue brillante y otros manifiestan lo contrario, hay
muchos cuyas necesidades son tan graves
que ni un segundo tienen para detenerse a reflexionar sobre cosas tan banales
y superficiales. Es momento, es hora, de
dejar que la Miss de la que todos hablan se vaya. Vivir del pasado sólo seguirá trayéndonos períodos grises llenos de zozobra; por lo tanto le
estaremos impidiendo a Venezuela crecer y ser tan grande como lo merece.
Comentarios
Publicar un comentario